Hoy vamos a ver uno de los capítulos más intensos y dramáticos de la vida de Jesús. Jesús ya no es un niño, ha madurado en el conocimiento completo de su Divinidad. Solo faltaban unas cuantas horas para que viniesen a arrestarlo, sentenciarlo y crucificarlo. Y Jesús, sabiendo que su hora había llegado, pero también sabiendo que tenía todo el poder y la autoridad de Dios, decidió que era oportuno dirigirse oficialmente a sus discípulos por última vez. Quería dejarles claro lo que para Él era lo más importante. En ese momento Jesús podría haber elegido hacer cualquier otra cosa, pero lo que decidió hacer, lo que escogió como la lección más importante, fue humillarse una vez más.
En la descripción del apóstol Juan de ese día, Juan nos cuenta como Jesús se quitó el manto, recogió una toalla, echó agua en un recipiente y comenzó a lavarle los pies a los discípulos, consciente de que todos lo abandonarían en el momento más difícil de su vida. Sabiendo que Pedro lo negaría y que Judas lo traicionaría. En ese momento Jesús voluntariamente se rebajó de ser la persona más importante y poderosa en la habitación a la posición más baja, la de un siervo.
Una vez que Jesús le lavó los pies a los doce discípulos, se levantó, puso a un lado la toalla, se volvió a colocar el manto y luego les hizo la siguiente pregunta:
LECTURA BIBLICA:
“¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.” - Juan 13: 12-17.
PIÉNSALO:
La clave para vivir una vida completamente dichosa es servirnos voluntariamente los unos a los otros, algunas personas están llamadas a liderar y participar en grandes ministerios que alimentan a los pobres o sanan a los enfermos; esta es una vocación increíble y digna de gran admiración. Y aunque no todos tienen ese llamado, sí todos hemos sido llamados a servirnos los unos a los otros. Imagínate no solo cumplir con los deberes y responsabilidades del trabajo o el hogar, imagínate a las personas buscando oportunidades para servirse “los unos a los otros” en el hogar, el trabajo, la escuela, el vecindario y la iglesia local. Lo interesante es que Jesús dice que la persona que sirve es la que será dichosa, no la que está siendo servida. Entonces, ¿por qué no comenzar a servir hoy mismo?
ORA:
Que poderoso y maravilloso ejemplo me dejaste amado Jesús, Tú siendo Dios no perdiste una sola oportunidad en esta tierra para servir a los demás, yo quiero imitarte cada vez más Señor, gracias por la oportunidad que me das de servir a otros en mi casa, mi trabajo, mi escuela, mi iglesia, mi vecindario y en cualquier lugar que vaya, porque es un privilegio servir a los demás y es la única manera en que de verdad voy a ser completamente dichoso en esta vida.