El Poder de la Humildad | Día 05

pray_fast_cdamiami_blog_banner_d5_spa.jpg

Estoy seguro de que si alguna vez has intentado salir adelante en la vida, ya has descubierto que no es tan fácil. Siempre hay alguien o algo que se opone a ti. Me recuerda a los luchadores de sumo, no soy fanático de la lucha, pero debo admitir que la lucha de sumo me intriga. Ver a un par de hombres de más de trescientas libras, vestidos con lo que parecen pañales y luchando, es algo fascinante. Ahora imagínate que tuvieses a uno de estos luchadores de sumo como tu oponente. Bueno, a veces así es como se siente cuando estamos tratando de salir adelante.

“Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo.” 1 Pedro 5: 5-6 NIV.

Muchas veces, la razón por la que no avanzamos es porque tenemos a Dios como oponente, un concepto que rara vez se comunica hoy en día. Imagínate que el Dios Todopoderoso estuviese empujando en contra tuya. La verdad es que tendrías una mejor oportunidad de vencer a un luchador de sumo que la que tendrías de mover a Dios. Ahora, ¿por qué Dios querría impedirte salir adelante? Simple, Dios se opone a los orgullosos. El problema es que no pensamos que somos orgullosos. Pero dentro de la definición de Dios de lo que es ser orgulloso, todos somos bastantes orgullosos, de hecho a veces arrogantes.

Si quieres saber si eres una persona orgullosa, solo fíjate en tus peticiones de oración. Lo más probable es que la gran mayoría de tus oraciones se traten de ti. A lo que algunos dirán, también oro por mi pareja, mis hijos y mi iglesia sin darte cuenta de que la primera palabra que presentan tus peticiones es "mi". En otras palabras, aun cuando estás orando por otros, la verdad es que trata principalmente de ti. Ahora no hay absolutamente nada de malo en pedirle a Dios que te bendiga personalmente. El problema no son las peticiones, el problema es la actitud.

Hablemos de la humildad; la humildad comienza cuando muestras al menos la misma preocupación por los demás que tienes por ti mismo. Es cuando oras para que Dios bendiga a los demás tanto como quieres que te bendiga a ti. Y la humildad madura es cuando oras para que Dios bendiga cada área de tu vida con la finalidad de utilizar esas bendiciones para bendecir las vidas de los demás. Cuando oramos con una actitud humilde, Dios no solo contesta nuestras oraciones, sino que también nos muestra su favor. Y tener el favor de Dios significa que Él te dará más de lo que puedas pensar o pedir. De hecho, significa que Él te dará lo que nunca podrías ganar o merecerte.

PIÉNSALO:

Si realmente quieres avanzar en la vida y si realmente quieres que Dios responda a tus peticiones, entonces humíllate ante Dios. Que simplemente significa poner la agenda de Dios antes de tu agenda y la agenda de Dios es que vas a valorar a los demás al menos tanto como a ti mismo. Si eliges hacerlo, a su debido tiempo Dios te exaltará. Ese es el poder de la humildad.

ORA:

Padre celestial como seguidor tuyo entiendo la importancia de la humildad porque ese es tu carácter, Jesús Tú no estimaste el ser igual a Dios como algo a que aferrarte, sino que te humillaste a ti mismo tomando forma de siervo, y yo deseo con todo mi corazón imitarte, parecerme a Ti, ayúdame a valorar a mi prójimo tanto como me valoro a mí mismo Señor, que yo pueda humillarme delante de ti y poner tu agenda antes que la mía.